Cabernet en Argentina, por Francisco Tapia

13.05.2015 20:20

Una primera mirada al vino argentino podría hacernos pensar que todo aquí se trata de Malbec. Y es cierto. Los vinos más interesantes hoy, los con más carácter, se producen con esta variedad. Sin embargo, una segunda mirada nos podría llevar algo más lejos. Al Torrontés, por ejemplo. También algunos dirán que al Petit Verdot y otros más aventurados dirían que al Cabernet Franc. Por mi parte, pienso que lo que hay que observar ahora es al Cabernet Sauvignon. Sí, tal como suena.

Al menos en Sudamérica, el cuasi monopolio del buen Cabernet lo ha tenido Chile, sobre todo con aquellos ejemplos cordilleranos del Alto Maipo, en los suburbios de Santiago. Cabernet finos, elegantes, hijos de las brisas frías de la cordillera, el tipo de clima y el tipo de suelo que esta cepa necesita.

Pero ahora no me queda tan claro. Del otro lado de la cordillera (desde el de ustedes) ha aparecido una seria competencia. Pero por cierto que no estoy hablando de esos Cabernet embrutecidos por el sol, madurados hasta el cansancio y luego, como si todo eso fuera poco, criados hasta el cansancio en madera nueva, cien por cien de vaya uno a saber cuál bosque del noreste francés.

Más bien a los que me refiero es a ese puñado de productores que incluso en lugares tan improbables como Salta (El Fincas Notables 2009 de Bodega El Esteco, en Cafayate, por ejemplo) o sitios mucho más probables (más frescos) como el Valle de Uco (Catena D.V., Cabernet Sauvignon-Cabernet Sauvignon) o a precios que en cualquier parte del mundo serían impresionantes values como el Cabernet de Cristián "el mudo" Allamand cosecha 2010 de la Bodega Allamand.

Chileno como soy, claro que tenía prejuicios con esto de que en la Argentina se pudieran hacer buenos Cabernet. O, al menos, de cierta elegancia. Pero ahí está el Benegas o el Allamand o, claro, cómo olvidar al gran Carmelo Patti en Luján de Cuyo, Cabernet (y Malbec) que pasan años en botella antes de ser lanzados y que, cuando finalmente se descorchan, presentan una pequeña sinfonía de elegancia, de complejidad, de sutilezas varias que uno puede llegar a comprender, si se toma el tiempo. ¿Han probado algo de Patti? Si la respuesta es
negativa, por favor, detengan la lectura y vayan a asegurarse algunas botellas.

Créditos

Patricio Tapia